1940: Los años formativos
Según entró la década de los 1940, Puerto Rico estaba tan sumido en la pobreza que se llegó a llamar "la Casa Pobre del Caribe". El ingreso per cápita era de $121. Casi la mitad de la población adulta de un total 1.1 millones de habitantes, estaba desempleada. Aquellos que sí tenían empleo trabajaban principalmente en el cultivo de la caña de azúcar, en su mayoría en empleos estacionales. El ingreso estaba mal distribuido, con 86% de la población recibiendo sólo el 29% del ingreso total.

Pero los vientos de cambio comenzaron a soplar sobre la Isla. Una nueva generación de líderes, dirigidos por Luis Muñoz Marín, emergía determinada a generar en la Isla cambios radicales que mejoraran las condiciones de vida de todos los puertorriqueños.
Fue de cara a esta realidad que surgió el Banco Gubernamental de Fomento para Puerto Rico. El BGF fue una de varias agencias públicas creadas en el 1942 para proveerle a la Isla una estructura gubernamental que sirviera de base para su desarrollo económico y social. Muñoz Marín lo describió como "el Banco del Pueblo", una entidad que respondería a las necesidades de todos los puertorriqueños.
Carente de una base industrial, el gobierno de Puerto Rico tomó la iniciativa de invertir directamente en el establecimiento de fábricas que generaran los empleos que tanta falta hacían. La semilla de la industrialización se logró sembrar según el gobierno fue abriendo nuevas fábricas para manufacturar productos de cartón y barro así como de cristal, zapatos y papel.

Durante la Segunda Guerra Mundial, el comercio con los Estados Unidos era limitado y nuestras fábricas tuvieron lo que constituyó un mercado cautivo, lo cual les permitió progresar. Sin embargo, una vez se normalizó el comercio con los Estados Unidos, las fábricas del gobierno de Puerto Rico perdieron su mercado cautivo y no pudieron competir con los productos importados, ni por calidad ni por precios. Las cinco fábricas del gobierno terminarían siendo vendidas a empresarios privados antes del 1952.
Esto dio lugar a un cambio fundamental en estrategia. A partir de 1946, el gobierno cambió el papel que desempeñaba en el proceso de industrialización de uno de gobierno-empresario a uno de promotor y facilitador de inversión privada. El nuevo enfoque se concentró en crear las condiciones propicias para atraer inversionistas privados a la Isla. A tal efecto se aprobó la Ley de Incentivos Industriales de 1947, la cual ofrecía exención contributiva por un período de 10 años a las compañías que establecieran nuevas operaciones de manufactura en la Isla.
Las medidas legislativas aprobadas a finales de los 1940 dieron lugar a la industrialización de Puerto Rico. Para el 1952, había 166 empresas manufactureras operando en la Isla y 18 en proceso de comenzar operaciones. Un total de 12,000 personas fueron empleadas en estas fábricas, lo cual representó una nómina agregada anual de más de $10 millones. Muchas de las fábricas tenían operaciones de mano de obra intensiva con una inversión relativamente baja en maquinaria y equipo. Éstas se establecieron por los nuevos incentivos industriales y los salarios relativamente bajos que se pagaban en la Isla.
El papel del BGF como agente fiscal del gobierno de Puerto Rico se definió también durante la década del cuarenta. En 1943 el Banco realizó su primera transacción financiera: la compra de una emisión de bonos de la Autoridad de Recursos de Agua. En el 1947 el Banco participó en la primera serie de transacciones de financiamiento de vivienda para la construcción de 400 unidades de vivienda a bajo costo. Con esta transacción, el BGF comenzó a brindar ayuda directa a los puertorriqueños para la adquisición de viviendas propias.
En 1948, la Asamblea Legislativa aprobó una nueva ley orgánica para el Banco y le dio el nombre que hoy tiene: Banco Gubernamental de Fomento para Puerto Rico. Además de servir como agente fiscal del gobierno, el Banco se convirtió en el depositario y fideicomisario de los fondos del gobierno, prestatario del gobierno y sector privado, y en el asesor financiero del Gobernador y las agencias e instrumentalidades del gobierno de Puerto Rico. Ese mismo año, el BGF vendió su primera emisión de bonos en representación del gobierno para proveer fondos para mejorar la infraestructura eléctrica en la Isla.
Durante la década de los cuarenta, el Banco también estableció su política de apoyar el desarrollo social en la Isla, proveyendo asistencia financiera en renglones tales como la vivienda, la educación y hasta la restauración de la zona histórica del Viejo San Juan.